lunes, 7 de febrero de 2011

Crisis y Banca Extranjera


El año 2009 representó para el mundo capitalista, una sacudida, no sólo en indicadores, utilidades e inversiones, sino sobretodo en lo que se refiere a la cuestión ideológica, donde los defensores del libre mercado a ultranza, los que siempre han estado a favor de la no regulación sintieron que perdían la evidencia empírica necesaria para justificar sus políticas económicas.

Un ejemplo de lo anterior fue lo sucedido en el sistema bancario mundial, donde, producto de las pérdidas provocadas por el crack financiero mundial, tuvieron serios problemas de liquidez y un crecimiento de la cartera vencida, lo que trajo como resultado catastrófico la disminución del crédito a nivel mundial, y con ello el casi nulo nivel de Inversiones.

Para México las consecuencias fueron inmediatas, lo que comenzó como un diagnóstico trivial de gripa, terminó en una neumonía que casi deja al paciente en estado de coma, muchos elementos conforman la explicación del porqué México tuvo el peor desenvolvimiento económico de América Latina, 6.5% de contracción del PIB,  por un lado la excesiva dependencia de nuestra economía con las de los Estados Unidos, la caída de las remesas (15.7% de caída en el 2009, B de M), mismas que representan para nuestro país un importante ingreso, sobretodo para las familias de los migrantes, y finalmente un problema estructural que quedó de manifiesto: el sistema financiero bancario en México es extranjero casi en su totalidad.

A mediados del año pasado en plena crisis financiera internacional,  hace su aparición el virus H1N1, que no hizo sino empeorar la situación, sectores económicos que habían sorteado aceptablemente bien la crisis financiera internacional, fueron finalmente alcanzados, el principal, sin duda fue el sector Turismo, que vio con terror como la afluencia de turistas (hasta 67% menos de turistas de los E.U, y 81% menos de turistas canadienses), vuelos internacionales, llegada de cruceros, y por tanto la derrama económica se contraía casi en su totalidad, es en ese contexto que el Gobierno Federal lanza un programa de rescate al sector (tan solo 2,000 millones de pesos), monto destinado a fondos de garantía para el financiamiento, sin embargo, un aspecto de esta estrategia no daría los resultados esperados, las instituciones encargadas de otorgar el financiamiento sería la banca comercial, que si bien contaban con la garantía de los fondos gubernamentales, éstos tenían asuntos más importantes que resolver, como fue capitalizar el sistema financiero en sus países de origen y compensar las pérdidas con las utilidades -nada despreciables- generadas en México, aún en plena crisis internacional.

Por lo antes expuesto los diferentes programas de gobierno destinados a la recuperación del sector turístico y económico en general, no funcionaron como se esperaba, en voz de ejecutivos de la misma banca comercial, nos explicaban que por el momento el crédito estaba detenido, argumentaban que los fondos de garantía no podían servir si ellos no estaban interesados en invertir su capital en prestamos en México.

Como resultado y conclusión de este ejemplo en particular, queda demostrado el gran error que significa dejar en manos extranjeras el sistema bancario, que dicho sea de paso es el sistema que tendría que ser el encargado de financiar el desarrollo, para nadie es un secreto que si aún hoy por hoy existe la banca de desarrollo gubernamental, es debido a que el sector que tendría que hacer dicha labor, no ha cumplido.

Definitivamente el hecho de ser bancos mexicanos es una condición necesaria pero no suficiente, ya que en otros tiempos los bancos fueron de capital nacional y no por ello se cumplió cabalmente con las expectativas de su responsabilidad,  pero definitivamente la regulación que se podría ejercer sobre banca nacional, es mayor respecto a los controles de los países como el nuestro sobre los capitales internacionales.

Si al enfrentar ésta última crisis internacional se hubiera contado con una banca mexicana, aún sin establecer controles, y apoyándose en los fondos de garantía, éstos hubieran podido estar en posibilidades de otorgar financiamiento, ya que el capital hubiera permanecido dentro del país, y si sumado a ello, se hubieran fijado topes a las comisiones, y bajado las tasas de interés, se hubiera contado con una política monetaria expansiva que sin lugar a dudas hubiera contribuido en gran medida a sortear los tiempos difíciles.

El debate de la nacionalización de la banca ha vuelto a plantearse sobre la mesa, el caso más sonado es el de BANAMEX (Citigroup), Banco Norteamericano que el año pasado sufrió una intervención del Gobierno de los Estados Unidos, convirtiéndose en accionista con el 36% del banco, lo que en automático trajo como consecuencia que en la práctica, fuera dueño de parte de uno de los bancos más importantes de México, esta situación sería causa de un escándalo inconcebible si ocurriera lo mismo con los Estados Unidos, ellos nunca permitirían que un Gobierno extranjero fuera dueño de parte del sistema de pagos en su país.

El Banco de México define como Sistema de Pagos “el conjunto de instrumentos, procedimientos y normas para transferir recursos financieros entre sus participantes, resulta indispensables para que funcione eficientemente el sistema financiero, si su diseño no es adecuado, pueden amplificar la transmisión de problemas de liquidez de un participante a los demás y perturbar la estabilidad del sistema financiero”, leyendo éstas líneas, se concluye que esto falla en nuestro país, y es precisamente el diseño del Sistema de Pagos, y más específicamente: la banca nacional en manos extranjeras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario